viernes, 8 de febrero de 2008

Polémica en La Guajira porque a aeropuerto del Cerrejón lo llamaron Jorge Isaacs


Los directivos de la Academia de Historia de La Guajira piensan que otras personas más ligadas a la región se merecerían la distinción. Además, se quejan de no haber sido consultados.

El anuncio de que el aeropuerto tradicionalmente conocido como La Mina cambiaría su nombre por el del escritor vallecaucano fue hecho por León Teicher, presidente de Carbones del Cerrejón Limited, el pasado 28 de enero, durante la réplica del Hay Festival en Riohacha.

La iniciativa surgió en una tertulia previa al evento literario en la que escritores y académicos como óscar Collazos, Yolanda Reyes, Weildler Guerra y Otto Vergara discutían sobre la relación entre el complejo carbonífero y la literatura, y coincidieron en el aporte hecho por Isaacs con sus investigaciones a la explotación minera en La Guajira y a la divulgación de sus riquezas en el resto del país.

El novelista conocido por su obra María, una de las más destacadas del romanticismo hispanoamericano, fue nombrado secretario de la comisión científica del Gobierno, en el siglo XIX; y exploró el Magdalena Grande, hallando importantes yacimientos de carbón, petróleo y hulla. Además, obtuvo la primera licencia para explotar los yacimientos de hulla del Cerrejón.

Lo anterior, sumado a sus estudios sobre los pueblos indígenas de la región recopilados en el libro Tribus Indígenas del Magdalena eran méritos suficientes, según el antropólogo y miembro de la Academia Colombiana de Historia, Weildler Guerra, para rendirle un homenaje poniéndole su nombre a la terminal aérea del Cerrejón.

"Isaacs simboliza como ningún otro el encuentro entre carbón y literatura. Estábamos en deuda de hacerle este reconocimiento", asegura Guerra.

Para el historiador Benjamín Ezpeleta, presidente de la Academia departamental y miembro de la Colombiana, sí la designación de Isaacs tiene que ver con el hallazgo de los yacimientos carboníferos el que tendría mayor mérito es Jhon May, quien descubrió las minas en 1865, cuando realizaba investigaciones hidrográficas en la cuenca del río Ranchería en el sur de La Guajira. O incluso, el fallecido ex presidente Alfonso López Michelsen, quien firmó el contrato de asociación entre Carbocol e Intercor, que dio inició a la actividad minera en 1976.

Y en los terrenos de la literatura, el merecedor de todos los honores, según Ezpeleta, sería el Nobel Gabriel García Márquez, ligado al departamento por su familia materna que vivió en Barrancas, donde se encuentran las minas del Cerrejón, y a quien no se le ha hecho ningún homenaje nominativo.

Ezpeleta advierte que aunque en La Guajira y en la Costa Caribe es una 'constante histórica' ponerles nombres foráneos a las obras, en este caso sentarán un precedente a través de un comunicado porque "cuando se trata de toponimias y onomásticos hay que acudir a los institutos que la ley contempla como la Academia de Historia".

Pero, ¿debían ser consultados? "Creo que se están extralimitando en sus funciones porque Cerrejón es una empresa privada y puede ponerle el nombre que quiera a sus obras -responde Guerra-. Me parece una intromisión inapropiada de la Academia que debería gastar sus energías en el fortalecimiento de la investigación histórica en La Guajira y no en crear camorra".

Mientras el debate está servido, Cerrejón se ocupa de las gestiones con la Aeronáutica Civil para oficializar el nombre de su aeropuerto que ahora recordará al famoso autor de María.
"EL TIEMPO"

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