Como electora o elegida; como humilde cabeza de hogar o matrona de alta alcurnia; como monja o reina de belleza; como fabricante o vendedora; como cantante o maestra de escuela; como diseñadora o costurera; como modelo de pasarela o científica; como esposa o amante; como mamá o hija; como mujer o mujer…
Exalto a la mujer, más aún ahora, cuando participa efectivamente en la toma de decisiones y el discurrir del mundo, tras venir sustrayéndose, paulatina pero valiente y aplastantemente, de las imposiciones machistas que, en el hogar, la rotulaban como “jefe de cocina” con categoría casi de miembro de la servidumbre y como objeto de placer nocturno en la alcoba. Y no olvido a aquellas mujeres que aún padecen las consecuencias de la violencia y asisten al ignominioso deterioro de sus derechos. A ellas les expreso mi solidaridad.
En este marco de ideas, destaco una iniciativa femenina que se impulsa en Riohacha y que pretende, a comienzos de abril, congregar a quinientas damas guajiras para inducirlas a que no cejen en sus propósitos de ganar más espacios en los escenarios político-administrativos y se consoliden como pieza fundamental dentro de los procesos de desarrollo. Bajo la capacidad organizativa y orientadora de la líder wayúu Rosa Pacheco, una de las cuatro diputadas que ostenta La Guajira —surgentes de una pléyade de dirigentes políticas que cuaja en mi Departamento y de quienes destacan animosas concejalas y alcaldesas—, la idea centra expectativas en figuras femeninas nacionales como las senadoras Gina Parody, Dilia Francisco Toro y Martha Lucía Ramírez y las Representantes a la Cámara Miryam Alicia Paredes y Orsinia Polanco, así como la vicepresidenta de la Organización Demócrata Cristiana Soraya Galvis, de quienes se desea su presencia en Riohacha para que, en Riohacha, desarrollen el panel “Mujer y sociedad en la escena política”.
Y, de paso, ponernos a tono con la canción de Vicente Fernández y jamás permitir que, mal, “se hable en mi presencia de las damas”.
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