lunes, 7 de julio de 2008

Multitudinario recibimiento en Riohacha para el cabo William Pérez, enfermero de Ingrid Betancourt


El cabo Pérez llegó al aeropuerto Almirante Padilla de Riohacha, su tierra natal, a las 11:30 de la mañana en un vuelo comercial, procedente de Bogotá, en compañía de su madre, Carmen Medina, y de algunos de sus hermanos.

Ya en la pista, los soldados del batallón Cartagena le hicieron una calle de honor, mientras que familiares, amigos y conocidos lo abrazaban y le daban la bienvenida a la libertad.

El trayecto del aeropuerto hasta su residencia, en el barrio Cooperativo, que normalmente se hace en cinco minutos, se demoró cerca de dos horas.

A bordo del camión de bomberos voluntarios, el cabo Pérez, que vestía suéter azul, bluyín y tenis, hizo el recorrido por las principales calles de Riohacha, a donde automóviles, motocicletas y gente de a pie se volcaron para recibirlo con aplausos, banderas y pañuelos blancos.

En el barrio Cooperativo, sus vecinos lo esperaban con pancartas en las se leían mensajes como: "Bienvenido al seno de tu familia", "El Cooperativo te recibe con los brazos abiertos", "tu libertad es el mejor regalo que has recibido, felicidades".

"Estoy sorprendido y muy orgulloso de todo el pueblo guajiro, de la solidaridad, la gente en las calles, me siento muy contento por eso", dijo el cabo Pérez y pidió que le permitieran estar unos minutos a solas con su familia, con quienes apenas ha podido hablar.

La sala de su casa estaba decorada con globos y serpentinas, y en una mesa estaban un pastel y dos botellas de champaña. Pero no hubo tiempo de brindar. Después de un corto saludo con sus hermanos, tíos y sobrinos, William agradeció el efusivo recibimiento y se encerró en una habitación para descansar.

Aunque su madre Carmen y sus hermanos viajaron el pasado jueves a Bogotá para reencontrarse con él, solo han podido estar juntos pocos minutos. "Ese día llegamos a la 1:45 de la tarde y vimos a William a las 3:00. Estuvimos con él como 20 minutos porque se los llevaban a cada rato para hacerle exámenes. Al día siguiente, lo vimos otros 20 minutos y no lo volvimos a ver más hasta hoy", contó doña Carmen, quien durante todos estos años no perdió la esperanza de ver regresar a su hijo.

El cabo Pérez, de 33 años, fue secuestrado el 3 de marzo de 1998 en la toma a la base de El Billar (Caquetá). Durante su cautiverio murió su padre, Pedro Pérez, de un infarto, y el pasado viernes, a tan solo 48 horas de estar en libertad también falleció su abuelo materno, Anselmo Medina, quien no alcanzó a reencontrarse con él tras su rescate.
"El Tiempo"

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