domingo, 27 de abril de 2008

Barrios afectados por invierno en Riohacha piden atención

Los habitantes de 15 barrios periféricos de Riohacha comienzan a temer por la temporada de lluvias que ya se avecina. Los estragos de los torrenciales aguaceros de abril y octubre pasados, aún no han sido superados del todo por las más de 347 familias que resultaron afectadas el año anterior en el casco urbano del Municipio. Por las calles de los barrios como el 31 de Octubre, la Esperanza, Mano de Dios y Las Mercedes, aún se pueden ver las consecuencias del desbordamiento de los jagüeyes que rodean esta zona subnormal.

En el sector conocido como 31 de Octubre, la impetuosa corriente de una de las lagunas arrasó con una calle completa, dejando convertida en un hueco la vía principal del sector, donde se ubica el Hogar Infantil San Judas Tadeo. Como medida preventiva ante sucesivas inundaciones en sus alrededores fueron instaladas varias montañas de escombros, alternativa que también preocupa a la comunidad: “Tememos ahora que llueva diario porque con ese hueco que se hace ahí es posible que la casa se nos derrumbe y esos escombros nos tienen incomunicados, además las enfermedades que ocasiona el agua estancada que dura más de un mes empozada”, afirma Imelda Flórez, moradora del barrio.

Pese a que ésta es una situación que año tras año se repite en todos los puntos cardinales de la ciudad, aún está siendo estudiada por organismos como el Comité Regional de Prevención y Atención de Desastres, que en coordinación con la Defensa Civil, el Cuerpo de Bomberos Voluntarios y la Cruz Roja, se han reunido para evaluar los mecanismos más eficientes, con el fin de minimizar los riesgos que representa la temporada de lluvia para más de 1.300 familias que resultan afectadas en todo el Departamento.

Las veinte familias que por diversas razones han invadido las zonas aledañas a los jagüeyes del barrio Las Mercedes, donde son considerables los niveles de agua que invaden las viviendas de tablas y zinc, sostienen que por el momento no cuentan con alternativas para abandonar el barrio. Aseguran que además de la Defensa Civil, que se acerca en épocas de lluvia, ninguna autoridad ha hecho presencia en el sector. Joselina Guerra Martínez, madre cabeza de familia, sostiene que no tiene para dónde irse con sus cinco hijos y que ya se resigna a vivir con el agua en las rodillas por lo menos durante dos meses. “Por ahora estamos rellenando la entrada de la casa para ver si nos entra menos agua”, afirma.Por su parte, el director del Comité Regional de Prevención y Atención de Desastres - Crepad, Jaime Espeleta Niño, reconoce que cualquier medida tomada hasta el momento es más que de mitigación que solución absoluta.
"El Heraldo"

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